Actualmente,
el tema sobre el bullying o el acoso escolar está a la orden del día. No hay
momento en que no se hable de ello en los medios, hace tan solo unos día salió
un noticiario sobre una niña de siete años que fue manda al hospital por culpa
de la agresión de unos compañeros mayores.
Aunque
este tema parece una novedad ahora, la realidad no es así. Hace años que
existe, pero no se le daba la importancia necesaria. Hoy en día, hay mucha
implicación por parte de la sociedad para remitirla, en la mayoría de centros
educativos existen programas de intervención. Pero algo nos hace pensar, que si
estuviésemos realmente interviniendo, todos, no habría este problema o los
casos serían escasos. Tanto los docentes, los familiares, la sociedad en
general, tienen un papel muy relevante para solucionarlo, debemos ser conscientes
que hay que dedicarle tiempo a la sensibilización y crear situaciones para
evitar que suceda.
Pero,
hay que tener algo muy en cuenta, que pasa casi desapercibido, esto es que el
acosado puede tener un alto porcentaje de convertirse en el acosador. Se puede
deber al miedo interno de seguir siendo acosado, ¿quién no escuchado nunca a un
padre decir “si te pegan, pega”? Este tipo de respuestas pueden ser el detonante
para que una persona cambie su rol en la situación.
Como
futuras docentes, debemos ser conscientes de que hay que empezar a intervenir
en estos temas desde la Educación Infantil, pues es cuando se adquieren la ética
y los valores. De ahí que encontremos el gran tema de la Educación Emocional,
en el cual se incide mucho. Una frase con la que nos quedamos de la ponencia es
“podemos cambiar la vida de ese niño o niña con una mirada”, nunca sabes lo que
una palabra o un gesto pueden provocar en la vida de una persona, puedes tanto
destrozarla como salvarla.