lunes, 12 de diciembre de 2016

Situación actual sobre la violencia

Actualmente, el tema sobre el bullying o el acoso escolar está a la orden del día. No hay momento en que no se hable de ello en los medios, hace tan solo unos día salió un noticiario sobre una niña de siete años que fue manda al hospital por culpa de la agresión de unos compañeros mayores.

Aunque este tema parece una novedad ahora, la realidad no es así. Hace años que existe, pero no se le daba la importancia necesaria. Hoy en día, hay mucha implicación por parte de la sociedad para remitirla, en la mayoría de centros educativos existen programas de intervención. Pero algo nos hace pensar, que si estuviésemos realmente interviniendo, todos, no habría este problema o los casos serían escasos. Tanto los docentes, los familiares, la sociedad en general, tienen un papel muy relevante para solucionarlo, debemos ser conscientes que hay que dedicarle tiempo a la sensibilización y crear situaciones para evitar que suceda.

Pero, hay que tener algo muy en cuenta, que pasa casi desapercibido, esto es que el acosado puede tener un alto porcentaje de convertirse en el acosador. Se puede deber al miedo interno de seguir siendo acosado, ¿quién no escuchado nunca a un padre decir “si te pegan, pega”? Este tipo de respuestas pueden ser el detonante para que una persona cambie su rol en la situación.

Como futuras docentes, debemos ser conscientes de que hay que empezar a intervenir en estos temas desde la Educación Infantil, pues es cuando se adquieren la ética y los valores. De ahí que encontremos el gran tema de la Educación Emocional, en el cual se incide mucho. Una frase con la que nos quedamos de la ponencia es “podemos cambiar la vida de ese niño o niña con una mirada”, nunca sabes lo que una palabra o un gesto pueden provocar en la vida de una persona, puedes tanto destrozarla como salvarla.


domingo, 30 de octubre de 2016

RELACIÓN ENTRE LA TEORÍA DE PIAGET Y “MATILDA”

Esta actividad consiste en relacionar la teoría de Piaget con alguna escena de un video, pudiendo ser una película o serie. Nosotras hemos decidido escoger "Matilda" porque creemos que en ella no solo se muestra la teoría de Piaget, sino otras teorías psicológicas que están relacionadas con el aprendizaje y desarrollo de las capacidades. También reflexionaremos sobre la ausencia de alguna y el por qué no se ven reflejadas. Es una película sencilla y popular, además de educativa.

Piaget habla del proceso cognoscitivo, defiende que los niños pasan por varias etapas para desarrollar su inteligencia y su capacidad para relacionarse con su entorno. Estas son:

  • ·         Etapa sensoriomotora
  • ·         Etapa preoperacional
  • ·         Etapa de las operaciones concretas
  • ·         Etapa de las operaciones formales


En relación con la película deducimos que Matilda se encuentra entre la etapa de las operaciones concretas y las operaciones formas, estando en la edad de 7 años, en cambio sus compañeros no han alcanzado ese nivel debido a que la protagonista tiene altas capacidad. Además, durante la película se puede observar, que a medida que va interactuando con objetos, personas y vive experiencias, sus capacidades van evolucionando.

Hay muchas escenas en las que Matilda es capaz de desarrollar sus capacidades “psíquicas” por la fuerza de un gran estímulo, en su caso son negativos. Una vez que ella descubre sus capacidades gracias a éstos, es capaz de empezar a desarrollarlos y controlarlos. Hay que aclarar que es una situación metafórica, que tiene relación con el aprendizaje vivencial, puesto que un niño recibe información de un estímulo y descubre cómo reacciona ante él, a partir de ahí puede ir desarrollando sus capacidades. Así es nuestro comportamiento ante una nueva información, se produce un desequilibrio por un estímulo, reaccionas y vas reequilibrándolo hasta lograr un equilibrio superior.

Hemos escogido tres escenas de la película, la primera muestra una Matilda muy pequeña, aproximadamente 4 años, que quiere un libro pero su padre dice que eso no sirve para nada. Así que ella sola se da cuenta de que tiene que buscarlo por sí misma, es decir, buscar autonomía. En la biblioteca, la bibliotecaria, le pregunta si necesita ayuda pero la niña le dice que puede arreglárselas por sí misma. En relación con Piaget, observamos que la protagonista aprende a leer ella sola por un estímulo externo teniendo sólo cuatro años. 


Y en la segunda escena observamos el primer día de colegio de la niña, en la cual se aprecia la diferencia de las etapas en las que se encuentran Matilda y el resto de niños.



Y en la tercera escena, se demuestra que Matilda es capaz de comprender un problema y buscarle solución ella sola. La directora vive en la antigua casa de la profesora de la niña y se ha apoderado de todas sus pertenencias, incluida una muñeca que le regaló el padre a Miss Honey (cuando era niña) antes de morir. Así que Matilda decide ir a la casa y con sus “fuerza” mental asusta a la antagonista y recupera las pertenecias de su querida profesora. Se observa claramente la etapa de las operaciones formales, la cual se caracteriza por la capacidad para formular hipótesis y ponerlas a prueba para encontrar la solución a un problema.



UAH RFK Team por paula-catalan-fernandez


Ahora bien, no solo podemos relacionarlo con la teoría de este autor, hay otros como Vygotsky, H. Gardner y los hermanos Johnson. Por un lado, nos encontramos la teoría sociocultural de Vygotsky, que da importancia a la interacción social y las experiencias del individuo como clave para la educación. Claramente se ve demostrado en la película elegida, cuando la protagonista empieza a interactuar con el entorno. Este es el momento en el que empieza a afianzar los conocimientos, ampliarlos y a darles forma propia gracias a la motivación que recibe por parte de la profesora y sus compañeros; confían en ella y siente que puede hacer cualquier cosa, esto solo se produce con la interacción social.

Con Gardner y su teoría de las Inteligencias Múltiples, vemos claramente que Matilda destaca en la inteligencia espacial y en la matemática. Por último, David y Roger Johnson, cuya teoría de la interdependencia social se caracteriza por tres tipos la interdependencia positiva, negativa y la ausencia de ella. En éste caso la interdependencia que se observa es la positiva, porque para vencer a la directora todos los alumnos, más la profesora, cooperan entre sí.
Para finalizar esta reflexión queremos hacer hincapié en el aprendizaje conductual y sus representantes. Puesto que en la película la protagonista no recibe ningún tipo refuerzo (Skinner), ni aprendizaje vicario, ya que no tiene a nadie a quien imitar (Bandura) y no recibe recompensas (Homans, Thibaut y Kelly).

Al relacionar todas estas teorías con la película, llegamos a la conclusión de que no hay una teoría mejor que otra, muchas se complementan entre ellas reforzando los aprendizajes. Creemos que la motivación tiene un papel muy relevante porque es lo que nos lleva a superarnos, a vivir experiencias y disfrutarlas. Aun sabiendo que esta película es ficción, como profesoras nos planteamos la idea de que es posible que las personas superdotadas no aprendan o no necesiten aprendizaje vicario, sino que es un aprendizaje significativo y vivencial.

lunes, 10 de octubre de 2016

APRENDIZAJE COOPERATIVO






  Hemos decidido realizar la primera actividad de la asignatura de una forma más dinámica y creativa. Creemos que con esta presentación el contenido llega de manera más sencilla a los compañeros y a aquellas personas que no comprendan el tema.

  Las cinco preguntas que teníamos que responder las hemos dividido en cinco cartulinas. La primera cartulina, de color violeta, corresponde a la  pregunta: “cómo distinguir lo que es aprendizaje cooperativo de otras modalidades de aprendizaje (individual, grupal)”. Esta la hemos dividido en dos partes, una dedicada al trabajo individual en el lado izquierdo y la otra al grupal en el lado derecho, como se ve en la imagen. En ambas observamos una imagen que describe el trabajo, junto con las características de cada uno.

En la segunda cartulina, de color  rojo, que corresponde a la pregunta “características fundamentales de aprendizaje cooperativo”, utilizamos imágenes, frases y bocadillos, pretendiendo explicar lo que necesitamos saber para aprender a trabajar cooperativamente.

 En la tercera pregunta “relación entre el aprendizaje cooperativo y escuela inclusiva”, que corresponde a la cartulina verde, hemos querido indicar seis semejanzas principales. Estas son: evitar la exclusión, usar la participación para alcanzar un mayor nivel de logro, pretender favorecer las cualidades de cada individuo, promover el objetivo de llegar a la inclusión y por último, la existencia de una barrera para ambos, el currículum escolar.

En cuarto lugar tenemos “los aspectos positivos y/o negativos del aprendizaje cooperativo”. Esta, desarrollada en la cartulina de color crema, la hemos dividido en dos partes, una dedicada a las cosas negativas como: el tiempo empleado, la falta de formación y la motivación. Por otro lado, encontramos cosas positivas que son: aprender a trabajar juntos, promover la inclusión, la participación, la empatía y la igualdad.


Por último, la cartulina gris, que corresponde a la pregunta “podrías decirme que diferencia existe con el aprendizaje colaborativo”. Dividimos el espacio en dos partes, en la primera se encuentra el aprendizaje cooperativo, en el cual se divide el trabajo individualmente, mediante los roles, cada individuo aprende algo específico sobre lo que ha trabajado, dando lugar a un aprendizaje incompleto de la actividad. En la segunda, todos trabajan el mismo contenido y luego se pone en común, llegando a una conclusión grupal.  

sábado, 16 de abril de 2016

Importancia de la inclusión educativa

Nada para las personas con discapacidad sin las personas con discapacidad”.
Declaración de Madrid, 2003.

Un problema que nos atañe a las futuras profesoras es la exclusión educativa, que sigue presente hoy en día en la sociedad. Aunque sabemos que es un método negativo, porque da lugar a una educación para unos pocos, se encuentra muy normalizado en la sociedad actual y eso es un gran fallo. La exclusión es uno de los problemas más importantes en la integración social, da lugar al establecimiento de jerarquías y a las desigualdades sociales (Arnáiz, 2003), no debemos hacer de la exclusión algo normal, si no conseguir cambiar la forma de actuar para llegar a alcanzar la igualdad de trato y oportunidades. Por todas estas razones estamos buscando un cambio que dé lugar a una mejor inclusión para todas las personas, a pesar de sus diferencias, para realizar tareas cotidianas y comunes en nuestra sociedad, como los hábitos de higiene,  a este cambio le llamamos Inclusión.

Como hemos podido apreciar a lo largo de la asignatura de “Educación Inclusiva: Principios y Fundamentos”, la Inclusión es la actitud que pretende acabar con todas aquellas situaciones desiguales que llevan a la exclusión social y educativa de determinados alumnos. La educación inclusiva pretende defender una educación eficaz, donde se satisfacen las necesidades de todos de forma equitativa, educando con éxito a la diversidad del alumnado y suprimiendo las desigualdades e injusticias sociales (Arnáiz, 2003). Sin embargo, la educación escolar no es la única vía para acabar con la exclusión, pero es de vital importancia para conseguir mejorar la situación.

La escuela es la responsable de planificar la acción educativa más óptima para sus alumnos. Por ello, deberían ser revisados varios elementos con el fin de proporcionar una correcta respuesta a la diversidad en la escuela. Algunos de los elementos propuestos por Blanco (1999), que se deberían revisar, son la reflexión y el debate de la visión del desarrollo, del aprendizaje y de la diversidad. Los docentes deben asegurarse de que el currículum que realicen sea equilibrado, diversificado y promueva una educación abierta a la diversidad. Además, es de gran importancia aprovechar los recursos de enseñanza y aprendizaje adaptados a todos los alumnos y que promuevan contextos interactivos. También debemos resaltar la figura del profesor, en primer lugar se requiere poseer una adecuada formación, que le permita ser capaz de preparar a sus alumnos, de la forma más adecuada, para sus respectivas inserciones en la sociedad. Cabe recordar que entre las habilidades de los docentes debe encontrase el saber escuchar y mostrar empatía con su alumnado, además de conocer las diferentes dificultades de aprendizaje y las necesidades educativas que puedan presentar cada uno de ellos. Por otro lado, la escuela inclusiva debe ser una comunidad escolar abierta y diversa, libre de barreras, donde se promueva la igualdad y la colaboración entre los tutores, los alumnos, la familia y el resto de docentes y trabajadores del centro (Wilson, 1999). Con todo lo dicho anteriormente se pretende dar sentido y orientación a las investigaciones y los conocimientos de los procesos de cambio, de la eficacia y la mejora de la educación escolar.

La inclusión es un gran reto que los docentes deberíamos tratar de conseguir para llegar a conseguir una mayor calidad de la educación de nuestros alumnos. Gracias al apoyo de ciertos recursos y proyectos que tenemos a nuestro alcance podemos llevar a cabo la inclusión en el centro. Por ejemplo, nos encontramos el proyecto INCLUD-ED que es un centro especial de investigación en teorías y prácticas superadoras de desigualdades CREA de la Universidad de Barcelona, también podemos encontrar el proyecto INCLUES que permite desarrollar un modelo de educación inclusiva y cognitiva; por otro lado tenemos el proyecto INTERPROJET, que es una guía para aplicar la Educación intercultural en la escuela. Otros proyectos que podemos apreciar son el CSIE, cuyo objetivo es posicionar la inclusión educativa como un asunto de derechos humanos; el The Enabling Education Netwok EENET, que es una red abierta para compartir información sobre los temas de educación inclusiva, creada por Save the Children, y la Red internacional de investigadores y participantes sobre integración educativa, cuyo objetivo es el de crear un espacio de comunicación y documentación de las experiencias y prácticas de educación especial e integración del alumnado con discapacidad en México. También podemos apreciar otros muchos organismos tales como la UNESCO, la Red Iberoamericana Intergubernamental de cooperación técnica para la Educación de Personas con necesidades educativas especiales RIINEE, la federación de la Inclusión Internacional y la Agencia europea de necesidades educativas especiales. Como hemos visto hasta ahora, encontramos una gran cantidad de recursos que nos pueden ayudar y formar con el fin de poder conseguir una educación de gran calidad para todos, esto supondrá un enorme esfuerzo y constancia, pero todo es posible si luchamos por conseguirlo todos juntos, como unidad.

Por otro lado, también encontramos materiales como el Index for inclusión, diseñado por Mel Ainscow y Tony Booth (2000). Este material tiene como finalidad realizar un enfoque inclusivo para la mejora de la enseñanza en los centros educativos, fijando prioridades de cambio, implementando innovaciones y evaluando los progresos. Conseguir una educación inclusiva implica reestructurar la cultura, las políticas y las prácticas de los centros educativos, un objetivo difícil de conseguir que se propone en este proceso. Otra de sus propuestas es alcanzar una mayor participación del alumnado en la comunidad educativa, incluyendo el currículum escolar. Para conseguir un perfeccionamiento en el proceso de trabajo se desarrollan cinco etapas de trabajo colaborativo, empezando por establecer un coordinador en el equipo de Plan de Mejora en la primera etapa; en la segunda  se realiza el análisis del centro, donde se decide cuáles son las prioridades en las que se centrará dicha mejora. En la tercera etapa se elabora un plan de mejora escolar con una orientación inclusiva, introduciendo las prioridades en dicho plan; en la siguiente etapa se trabaja la  implementación de los aspectos susceptibles de este cambio, donde se ponen en práctica las prioridades, se intenta mantener el proceso y se registra el progreso conseguido. Por último, la quinta etapa, donde se revisa el proceso del INDEX, en ella se realiza la memoria de dicho proceso y se observan los posibles avances a conseguir. Con todo ello se pretende que la diversidad no se perciba como un problema a resolver, sino como una riqueza para apoyar el aprendizaje de todos.

Un elemento a tener en cuenta es que el currículum escolar, en un gran número de ocasiones, funciona como una barrera para aquellos alumnos que se desmarcan de lo que está definido como “normal”. El currículum se ha encargado y por desgracia aun se ocupa de satisfacer las necesidades educativas más comunes entre los alumnos, esto quiere decir, que aquellos alumnos que tengan unas necesidades  más específicas no están incluidos dentro de dichos currículums. Las soluciones que se proporcionan a estos niños son: sacarles del aula ordinaria, realizar grupos dentro del aula o matricularlos en escuelas especiales (Blanco, 1999). En resumidas palabras serán segregados. Para Slee (1998), la Educación Especial ha ocultado el fracaso de los centros educativos para ofrecer una educación adecuada para todos.

Por todo ello, la inclusión propone un currículum para todos, donde se dé una respuesta adecuada a las necesidades educativas de todo el grupo-clase. Dicho currículum propone un aprendizaje cooperativo, donde los objetivos de aprendizaje sean flexibles y se realicen actividades multinivel y adaptaciones múltiples. En este currículum están incluidos los alumnos con ACNEAE, que son el sector del alumnado que requiere una atención educativa diferente a la ordinaria. Estos presentan dificultades específicas de aprendizaje y altas capacidades intelectuales.  Es importante saber, que nos podemos encontrar con varios tipos de ACNEAE, alguno de ellos son los Alumnos con Necesidades Educativas Especiales (ACNEE), los Alumnos con Altas Capacidades Intelectuales (AACIn), los Alumnos con Dificultades Específicas de Aprendizaje (ADEA), el Alumnado de Integración Tardía al Sistema Educativo Español (AITSEE) y el Alumnado con Condiciones Personales o de Historia Escolar (ACPHE) (Moreno, 2011). Ahora bien, este currículum no solo va dirigido a incluir a aquellos alumnos que muestran dificultades destacables en el aprendizaje, sino también a los que presentan diferencias, ya sean en niveles madurativos, niveles culturales, etc.

Para concluir, me gustaría destacar que las escuelas deben acoger y educar a todos los niños, independientemente de sus capacidades y cualidades, y no solamente a aquellos que se consideran como “educables”. A pesar de que muchas veces encontramos barreras como las políticas educativas y la propia sociedad, que no favorecen en muchas ocasiones una educación de calidad para el alumnado. La educación debe ser un derecho para todo tipo de alumnos, con esto incluimos a aquellos con algún tipo de necesidad especial que hasta ahora no han sido incluidos en el currículum. La escuela inclusiva lucha por una educación de calidad, permitiendo dar las respuestas educativas necesarias acorde a las necesidades de su alumnado, además se preocupa de todos y cada uno de ellos y de su adecuada integración.

Un dato de gran relevancia que he adquirido durante mis días en las prácticas y que en muchas ocasiones ignoramos, es que cada niño es un mundo y no solo aprenden ellos de nosotros, sino que ellos también se enriquecen entre ellos mismos, conviviendo con otros niños con diferentes capacidades. Además, también nos enseñan a los docentes. En mi caso, como alumna en prácticas, en cada experiencia que he tenido con niños he podido aprender gran cantidad de cosas nuevas, tales como haber podido trabajar con un niño con Síndrome de Down, con niños precedentes de diferentes culturas o con niños que presentan llamadas de atención. Es muy importante que empecemos a adquirir la tolerancia, el respeto y la empatía desde que somos pequeños, porque los niños son la base de la sociedad, y si queremos promover una sociedad inclusiva, donde todos seamos iguales, debemos desarrollarla desde la Educación Infantil.
  
Amad la infancia, favoreced sus juegos, sus placeres, su amable instinto… La infancia tiene maneras de ver, de pensar, de sentir que le son propias… Respetad la infancia… La naturaleza quiere que los niños sean niños… Poned a su alcance las cuestiones y dejádselas resolver… Dejad obrar a la naturaleza… ¿No es el espectáculo de esa edad, un espectáculo encantador y dulce…?”.
Rousseau, 1990.


Elena Belmonte de la Cruz

EDUCÁNDONOS PARA EL CAMBIO


El punto de partida de este análisis, se inicia desde un centro educativo. En el último año de bachillerato teníamos una visita obligada con el orientador para hablar de nuestro futuro. Cuando me preguntó qué tenía en mente o si había algo que me llamase la atención, no pude evitar soltar “la educación”, tenía claro que quería aprender a enseñar para poder cambiar todo desde la base, una oportunidad para aportar mi granito de arena. Pero entonces le dije “voy a empezar con la educación infantil, pero mi objetivo es la educación especial” y su única respuesta fue decir “oh! tienes alguna persona cerca con discapacidad, ¿verdad?”, a lo que yo contesté negativamente. Al orientador no se le ocurrió otra cosa que preguntarme “¿Y por qué quieres estudiar eso?”. Lo dijo tan extrañado que no he podido olvidar ese momento.

¿Por qué alguien querría dedicarse a personas que tienen grandes dificultades? Esa es la duda de mucha gente, cuando en realidad yo veo tan lógico que alguien quiera ayudar a los que más necesitan adaptarse. Pero no porque no puedan, sino porque la sociedad se lo complica. La propia sociedad perjudica a las personas, independientemente de aquella dificultad que tengan, en la medida en que no puedan o no quieran adaptarse. Las personas tenemos en nuestra mano cambiar las cosas, sólo necesitamos el querer hacerlo, iniciativa, ganas, formación, ilusión, confianza en hacerlo. Y ahora estoy aquí, comprendiendo lo más importante de esas ideas mías que sorprendieron a mi orientador, el aceptar a los demás tal y como son, independientemente de sus características. Qué mejor recurso para lograrlo que la educación, ya lo dijo Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”.

Mucho se habla de la diversidad, de la inclusión y su antagonista, la exclusión. La diversidad debería verse como un conjunto de características (factores físicos, genéticos, culturales y personales) que hacen a las personas y a los grupos de ellas diferentes (Arnáiz, P. 2003). Es algo natural en el ser humano puesto que no hay dos iguales, el problema está en que usamos este concepto con aquellas personas que en primera impresión son diferentes, es decir, los discapacitados.

En cuanto al término inclusión, con fines educativos, se le pueden dar diferentes versiones pero su valor principal es que cualquier persona se sienta incluido, es decir, reconocido, tomado en consideración y valorado en sus grupos más cercanos, véanse la familia, la escuela, las amistades, el trabajo, etc. Y luego tenemos su contrario, la exclusión, que no es más que el mero hecho de rechazar, privar, categorizar, etcétera a las personas por aquello que las diferencia. No puedo evitar ver la absurda relación que tienen: si la diversidad son aquellos elementos que nos diferencian y la exclusión es el rechazo por ser diferente algo falla. La diversidad es algo innato en el ser humano, es natural e imposible de erradicar, si esto es así ¿Por qué pretendemos enseñar de la misma forma a todo el mundo?

     Existen elementos que provocan que la inclusión se convierta en una exclusión para muchos, estos son las barreras que se han establecido a lo largo del tiempo por las tradiciones y culturas sociales. Esto ha influido de tal forma en la educación que se han ido limitando los aprendizajes del alumnado como puede ser el currículo establecido. Si lo analizamos bien, éste podría ser un impedimento para promover la igualdad de oportunidades de aprendizaje. Esto es evidente por el hecho de que el alto porcentaje de fracaso escolar está entre el alumnado ordinario, si hay algo que tenemos que tener presente es que “cualquier alumno puede experimentar dificultades para aprender en un momento u otro de su escolarización” (Echeita, G. y Simón, C. 2007).

     Estos elementos enlazan con el hecho de que la mayor parte de la sociedad tiene la absurda idea de que aquellos a los que hay que ofrecer una inclusión educativa son a los discapacitados, a los que desconocen el idioma del país en el que residen, a los que se encuentran en riesgo social, etc., es decir, a los grupos más vulnerables. ¿Acaso dos alumnos aparentemente ordinarios no tienen diferentes aprendizajes? Puesto que todos somos seres humanos, individualizados y únicos, lo más normal sería que a cada uno de nosotros se nos ofreciese una correcta respuesta educativa para suplir nuestras necesidades.

Para encaminarnos hacia la inclusión debemos tener presente el concepto de equidad, el cual busca promover la valoración de las personas sin importar las diferencias socioculturales o de género. Sí, tenemos numerosos ejemplos a lo largo de la historia que muestran la falta de equidad y empatía que tiene la sociedad, pero ya no sólo me refiero al gran grupo. Cada uno, de forma individual y a través del día a día, de lo cotidiano, debe poner en práctica la equidad, valorando a cada ser humano por lo que es, sin importar nada. La sociedad es responsable de que las futuras generaciones no abandonen la idea de un futuro sin discriminación por muy lejano que parezca, por lo que hay que realizar un análisis pormenorizado de todas las barreras que afectan al aprendizaje, las cuales no son pocas. Se debe denunciar la existencia de una exclusión escolar que provoca que haya una exclusión social; en mi opinión, coincido con la idea que repetidas veces ha salido en los textos analizados sobre la importancia de la educación en valores. Tal y como dice Echeita, es importante escuchar y empatizar con los sentimientos de los alumnos para así generar en ellos las emociones que fomentarán un cambio respecto a la crítica y categorización social. Siempre he considerado que es más importante educar primero en emociones, enseñarles a ser personas, con valores e ideas que defiendan sin tener en cuenta sus diferencias. Da igual lo inteligente que seas, lo mucho que sepas, si no logras participar en la sociedad de forma íntegra y ofreciendo la misma tolerancia que tú te mereces.

Evidentemente hay que destacar la comunidad educativa; el papel primordial del profesorado para provocar estos cambios. Ken Robinson, en su libro “Escuelas creativas” alega que hay que capacitar a los alumnos para desarrollar sus intereses y cualidades personales. Los profesores deben tener en cuenta todas las diferencias que se presentan a la hora de enseñar, esto implica flexibilizar el plan de estudios. El plan de estudios convencional se centra en una serie de contenidos específicos, pero las escuelas deberían facilitar ocho competencias fundamentales a sus alumnos, yo las llamo “las ocho Ces”, las cuales son: la curiosidad, la creatividad, la crítica, la comunicación, la colaboración, la compasión, la calma y el civismo (Robinson, 2015). Aunque en mi opinión yo incluiría una más: la confianza.

Ya sabemos que existen dos tipos de profesorado: el profesorado generalista y el profesorado especialista. Atendiendo a todas las teorías se observa tal contrariedad que es difícil ponerse de acuerdo; unos dicen que hay alumnado especial y alumnado general, cada cual tiene su respectivo profesorado. ¿Acaso un profesor general no debe recibir formación especial? Defendemos la idea de que el alumno es el protagonista, que el profesorado debe dar respuesta a todas las necesidades del alumno, yo me adapto a él, entonces todo docente, sin importar la especialidad, debería recibir una formación cualificada. Siempre se van a necesitar especialistas como de Pedagogía Terapéutica y de Audición y Lenguaje para trabajar ciertos contenidos o reforzarlos. No podemos olvidar la situación política que se vive en España y cómo influye en la educación. Es complicado que en una clase de 30 niños se lleve una enseñanza individualizada y el hecho de que haya alguna dificultad en el alumnado le suma más trabajo,  pero no es imposible, y ahí es donde se coordinan los profesores especialistas y los generalistas. Se crean planes para poder mejorar la situación, hacerlo más sencillo en la medida de lo posible. Un ejemplo es el “Index for Inclusion” (Booth y Ainscow, 2002), en el cual se elaboraron unas políticas inclusivas que deberían aplicarse en la educación con la colaboración de toda la sociedad, porque en ello se basa esto, en construir una comunidad que establezca valores inclusivos. La educación debe producirse en un ambiente libre, justo, respetuoso, que incite a la participación de los alumnos en aquellas cosas que despierten su interés. Hay que motivarles.

Gracias a muchos investigadores ahora tenemos a nuestro alcance muchas estrategias y técnicas para llevar acabo la inclusión. Muchos modelos de intervención didáctica para la atención a la diversidad se sustentan en el principio de inclusividad, cuyo objetivo es la no discriminación. En Estados Unidos, por ejemplo, existen numerosos programas para ayudar al alumnado interracial, se sabe que allí la diversidad cultural está a la orden del día y por ello gran parte de la comunidad educativa se ha dedicado a trabajar en estrategias motivadoras que ayuden al alumnado a encontrar su elemento. En España tenemos programas y proyectos que se centran en la diversidad idiomática y cultural. Existe el programa “Escuelas de Bienvenida”, el cual ha sido un éxito para la inclusión de alumnado extranjero, es de escolarización transitoria con un tiempo limitado, abierto, flexible y con una adecuada evaluación. También están las “Aulas de Enlace” o el “Programa MUS-E”, basado en fomentar el uso de las artes para favorecer la integración y prevenir la violencia. Estas y muchas otras son grandes herramientas de apoyo para la comunidad educativa.

Los colegios son un instrumento clave para proporcionar igualdad de oportunidades a todos, es un lugar en el que se conocen, comparten y conviven personas de diferentes grupos sociales, es decir, es un espacio de integración social. Con el tiempo se ha comprobado que el currículum escolar es único, no cambia, y por tanto es el alumnado quien se ajusta a lo que le exigen. Pero, ¿y si no puede?, el profesorado está evolucionando hacia un cambio más inclusivo en el aula, sin embargo se encuentra con barreras que entorpecen dicho proceso. Profesores y padres han comprobado que se necesita una alianza para que haya un clima escolar positivo e igualitario. No hay un guión que nos diga cómo lograrlo, la inclusión es un proceso que se inicia en el interior de cada uno, es un cambio de mentalidad, una recolección de ideas, de pensamientos y valores. Así surgió, a raíz de unos profesionales que confiaban en que las cosas podrían cambiar, tal y como pasó con Itard y “el niño salvaje de Aveyron”. María Montessori por ejemplo. Ella quiso educar a los caracterizados como “no educables”, fue criticada hasta la saciedad y actualmente el método Montessori es uno de los más relevantes en la educación. Si crees en algo, defiéndelo, así se producen los cambios.

Actualmente, en mi aula de prácticas hay una alumna ciega y el profesorado -no sólo su tutora-, se interesa por cómo adaptar materiales, cómo dirigirse a ella, cómo incluirla en el aula y es realmente gratificante ver profesionales tan entregados, las familias colaborando, se respira inclusión en el colegio. Porque ese es otro punto a analizar, ¿inclusión o integración? Esta alumna recibe apoyos dentro del aula, con los demás compañeros, quizá es molesto escuchar un ruido aparte que les distraiga, pero también aporta cosas buenas. Los compañeros la tienen como a una igual, saben cuándo ayudarla y se respira compañerismo, tienen que aprender a ignorar el ruido de la Máquina Perkins porque les va a acompañar durante mucho tiempo. Y por no hablar de los beneficios emocionales y sociales, cuando en un aula hay un alumno diferente y los demás tienen que comprender su situación, se produce una evolución de su capacidad emocional, de su empatía. Así que si la pregunta es si la educación de calidad se puede dar en un ambiente de inclusión, mi respuesta es un rotundo sí. Las habilidades personales y sociales son un contenido a enseñar, ¿qué mejor forma que mostrándoles las diferencias en su entorno más próximo? Son situaciones que hasta que no las ves con tus propios ojos no te das cuenta de si se pueden lograr.

Los miembros de la comunidad educativa deben coordinarse para sumergirse en este tira y afloja de la inclusión frente a la exclusión. Para abordar la inclusión de la forma correcta tenemos que tener en cuenta tres cosas: primero debemos formarnos los profesionales, cambiar nuestra perspectiva y desear el cambio para estar seguros de lograrlo. En segundo lugar, debemos colaborar los unos con los otros para idear las mejores estrategias para ayudar a nuestros alumnos a desarrollar sus capacidades y esto relaciona con lo último: debemos observar y conocer a nuestros alumnos, cada detalle, característica, habilidad, debilidad, familia, emociones, etcétera para poder darle la mejor respuesta educativa. Conoce a tus alumnos, deja que ellos te conozcan, trátalos como a un igual, motívales y lo más importante, confía en ellos para que aprendan a confiar en sí mismos y se conviertan en su mejor versión, para que aporten lo máximo posible y se sientan satisfechos con sus resultados. No hay mayor satisfacción que el hecho de ver como aquello en lo que crees se vuelve real, que tiene resultados y beneficia a quienes va dirigido.

Paula Catalán Fernández




Reflexión final

Para llegar al punto en el que nos encontramos ahora con la Educación Inclusiva han tenido que pasar una serie de acontecimientos importantes. El primer paso, fue el libro “Emilio” de Rousseau, en el cual intentaba comenzar a cambiar la perspectiva de la educación hacia los niños mediante la experimentación y el autoaprendizaje. Después, llegaron los avances en la medicina con Pinel, Esquirol, Itard y Seguin que ayudaron a personas como Decroly y María Montessori a proponer una orientación globalizadora de la educación y a aplicar programas que ayudase a las personas con necesidades.

El siguiente hecho importante es la era de la institucionalización, en la que entra la enseñanza obligatoria, lo que implica que aunque un niño tenga un problema, debe estar en el centro, no encerrado ni protegido en casa. Esta situación se prolongó durante varios años en España, más adelante, se creó el sistema de educación especial, teniendo objetivos distintos que se centraban más en el desarrollo de la autosuficiencia de los niños.
Por consiguiente hay un cambio de rumbo a la normalización, que consiste en unificar la Educación Especial con la ordinaria, es decir, que los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) no estén segregados, no tengan una educación a parte. Este cambio fue debido a las asociaciones de padres que luchaban porque sus hijos tuvieran la misma calidad de enseñanza que el resto. Debido a ello, los centros de Educación Especial pasaron a ser centros de recursos, educación secundaria obligatoria  EOEP y DOE y preparación para la vida adulta de los NEE.

A partir de este momento se persigue la integración en las aulas con nuevas medidas de atención a la diversidad, mediante la acción tutorial, el refuerzo pedagógico y las adaptaciones curriculares en Educación Infantil y Primaria.

Cada vez estamos más cerca de la inclusión gracias a la implicación de varias organizaciones como la UNESCO, pero para ello debemos tener en cuenta una serie de valores esenciales para llevarlo a cabo que son: todos los alumnos deben recibir una educación de calidad centrada en la atención a sus necesidades individuales (Booth y Ainscow, 1998), una educación para todos, interés, participación, inclusión social, respeto, como miembros valorados y necesitados, uso de las inteligencias múltiples, etc. todo esto son partes vitales de este gran proyecto que es la inclusión, el cual es muy difícil de conseguir porque como dice Barton (1998:85) la Educación Inclusiva no es algo que tenga que ver meramente con facilitar el acceso a las escuelas ordinarias a los alumnos que han sido excluidos, ni tampoco con terminar un inaceptable sistema de segregación y con lanzar a todo ese alumnado hacia un sistema ordinario que no ha cambiado. El sistema escolar que conocemos tendrá que cambiar. Ese cambio del que habla Barton incluye la formación del profesorado, los alumnos, apoyo externo de los padres, etc.

La educación de calidad se relaciona con la educación inclusiva porque, en mi opinión, implica que no haya diferencia entre alumnos, sino que cada uno tiene sus características y sus propias necesidades, que nosotros como maestros, debemos adaptarnos a cada uno de ellos, ya que los alumnos son todos distintos y se merecen una educación adaptada a cada necesidad. Esto quiere decir que, si nosotros vamos a enseñar a escribir el número 3, a alguno le costará más que a otro entenderlo y asimilarlo, y no por su dificultad se merece ser desvinculado de la educación que recibe el resto de sus compañeros. Además la inclusión es una actitud y un valor que debe iluminar políticas y prácticas escolares en las que debe primar la necesidad de aprender en el marco de una cultura escolar de aceptación y respeto por las diferencias.

Hay que hacer lo posible para que nuestros futuros alumnos sean felices mientras aprenden los valores de la vida y a ser autosuficientes, dentro de sus posibilidades. Tenemos que tener en cuenta todo tipo de proyectos de inclusión para adaptarnos a ellos y evitar la exclusión social, que nadie se sienta excluido, sino incluido dentro de la clase ya sea de otra etnia, tenga alguna necesidad o tenga alguna característica distinta a los demás. Existen una gran variedad de páginas especializadas en realizar la inclusión como el INCLUES, que te da llaves para una educación inclusiva y cognitiva, u otras páginas para compartir experiencias sobre la inclusión y aprender unos de otros.

Por otro lado está el Index for inclusion, que es una guía para evaluar y mejorar la educación inclusiva, el cual explica cómo mejorar los centros educativos, como desarrollar el trabajo colaborativo, la creación de culturas inclusivas, elaborar políticas inclusivas, como llevarlo a la práctica y como evaluarlo para después reorganizar si fuese necesario.

Esto que acabo de mencionar, es importante tenerlo en cuenta a la hora de aplicar la Educación Inclusiva en el colegio. No es fácil aplicarlo, porque hay que tener en cuenta que el currículum no cambia, está en manos de los maestros adaptarlo para los alumnos y no que los alumnos se adapten a él. ¿Sería posible adaptar el curriculum que esta preestablecido? ¿De qué manera? Unas preguntas difíciles de responder, pero seguramente se pueda con esfuerzo, dedicación y una buena planificación.

¿Qué son las NEE? Según Brennan (1988) “cuando en el intento de responder a sus necesidades se agotan todos los recursos ordinarios, necesitando ayuda extra para resolver sus dificultades.” y según la LOGSE (1990), el concepto de NEE es “la atención a aquellos alumnos que, de forma complementaria y más especializada, precisan de otro tipo de ayudas menos usuales, bien sea temporal o permanentemente”.

Dichas definiciones  argumentan las características generales  de los NEE, que son alumnos que tienen dificultades en el aprendizaje y necesitan una ayuda extraescolar para poder avanzar.

¿Cuáles son esos recursos que necesitamos para ayudar a los NEE? Lo primero y muy importante, antes de planificar el trabajo que tenemos que realizar con el alumno, necesitamos conocer al niño, saber qué cosas le gustan, qué le llaman la atención, lo que detesta, su capacidad de relacionarse, en qué áreas es autosuficiente, en cuales no, etc. una vez conocido, es importantísima la labor del maestro/tutor, hablar con los padres con la ayuda de un psicólogo, si fuese necesario, para que comprendan la situación y les ayuden en la medida de lo posible. Además se precisa la ayuda del PT y/o AL, si hubiera en el centro, para que realizara un diagnóstico y proporcionara las actividades correspondientes adaptadas a las necesidades del niño

Es necesario que tengamos en cuenta todo lo que rodea a cada alumno, su entorno, tanto familiar como escolar.

“Las personas al igual que las aves, son diferentes en su vuelo, pero iguales con su derecho a volar”.



Ruth Escribano Martínez

miércoles, 30 de marzo de 2016

ANALIZANDO LA INCLUSIÓN EDUCATIVA

Nosotras, como futuras docentes, independientemente de cualquier especialidad, hemos recibido en estos tres años formación acerca de la educación en general y del alumnado con Necesidades Educativas Especiales (N.E.E.). Obviamente no podía faltar una asignatura sobre la Educación Inclusiva, a lo largo de estos meses hemos visto vídeos, películas, debates, leído textos y con su posterior análisis, todo ello con el objetivo de comprender la importancia de llevar a los centros educativos la inclusión, el por qué hacerlo, quiénes llevarlo y el cómo lograrlo. A lo largo de los años muchos autores han analizado esta situación discriminatoria y sus consecuencias, para buscar posibles soluciones. Pero antes tenemos que saber y conocer quiénes son aquellos a los que se discrimina, entenderles e incluirles.

Para Bayer (1996), las características de esta innovación son el hecho de la no discriminación de la discapacidad, la deficiencia, la enfermedad, la cultura, la etnia, el género y el nivel sociocultural, es decir el alumnado excluido. Se debería de implicar a todos los miembros de la comunidad educativa sin excepción y hay que enfatizar en la diversidad como tal, más que el hecho de asimilar. Para todo ello se tienen que integrar tres procesos: una formación del profesorado, aumentar la participación del alumnado tanto en la cultura como en los currículums y reducir la exclusión. Con ello perseguimos el objetivo de iniciar el largo camino para cambiar la mentalidad de la sociedad hacia una perspectiva inclusiva, de forma piramidal, empezando por la base (los niños).

Ahora bien, vamos a profundizar en estos procesos. En primer lugar, la formación del profesorado, ¿cuál es el perfil de un profesor inclusivo? ¿Cómo llegar a él? Como bien se sabe, existen profesores generalistas y profesores especialistas, la gran duda es si su formación debe ser de su correspondiente área o si ambas partes deben recibir una formación mixta.

Algunos autores tienen una perspectiva separatista, es decir, el profesor generalista recibe una formación general y el especialista se forma en una especialidad. Puesto que para ellos hay alumnos “generales/normales” y por tanto reciben formación de profesores “generales”. ¿Y qué ocurre con el alumnado catalogado como “especial”?, que tienen sus profesores “especiales”. También hay algunos como Murphy (1996), que aun compartiendo esta idea, ambos tipos de profesionales deben colaborar mutuamente. Por otro lado Sindelar (1995) alega que sería necesario que la colaboración entre ambas modalidades se inicie en el período de formación. Pero, en contraposición, están aquellos que defienden la idea de una formación única, que no haya una diferenciación, que todos los profesores se formen para poder abarcar todas aquellas necesidades que se les presenten en el aula. Como dice García-Pastor (1993) “es posible una formación inicial común a todos los profesores, capaz de formar para una respuesta educativa diversa y de generar actitudes ante las diferencias humanas”. No olvidemos que “la formación básica y la formación especializada no están reñidas entre sí, por el contrario se suman y se complementan y no se restan ni contradicen” (López Melero, 1990:193). Queremos destacar que no por ser una educación especializada en alumnado N.E.E no se puedan compartir ambas formaciones, de hecho existen algunos métodos que se diseñaron para la especialidad y que luego acabaron siendo utilizados en Educación Infantil con el alumnado general obteniendo grandes resultados, como ocurre con los materiales de Montessori y de Decroly.

Como ya hemos dicho, todo se inicia con la formación del profesorado, hay que provocar un cambio de la mentalidad tradicional hacía la mentalidad inclusiva desde la formación y que ellos mismos quieran provocar ese cambio. La inclusión es actualmente un gran desafío para los sistemas educativos y para todos aquellos profesionales que trabajan por una mayor calidad de la educación, pero esto no nos debe parar, el cambio se produce cuando realmente lo queremos y lo buscamos en comunidad. Una vez que hay interés solo debemos buscar el cómo, hay a nuestro alcance mucha información. Gracias a las nuevas tecnologías encontramos proyectos y recursos como el proyecto INCLUD-ED, que desarrolla las comunidades de aprendizaje, y el INTERPROYECT, que es una guía para aplicar la educación intercultural en la escuela u organismos y agencias internacionales como la UNESCO y la Red Iberoamericana Intergubernamental de cooperación técnica para la educación de personas con Necesidades Educativas Especiales (RIINEE). Gracias a todos estos proyectos y organizaciones se ha observado que en Latinoamérica los grupos prioritarios para la inclusión son los arraigados en la pobreza, los grupos indígenas y la población rural. Y en Europa hay una situación diferente, ya que los prioritarios son los discapacitados y la población inmigrante. Todo ello apunta a que los sistemas educativos pueden favorecer un mayor cohesión social al integrar a todos los alumnos en instituciones que promueven la aceptación de las diferencias.

En segundo lugar, tenemos la participación del alumnado, la cual se afronta con tres tipos de programas. Por un lado están las estrategias dirigidas al alumnado excluido, con el objetivo de fomentar la idea de que incluir es acoger y acoger es valorar, por tanto incluir es acoger y valorar, no sólo en relación a los demás sino a ellos mismos. No existen superiores ni inferiores, todos podemos aprender de los demás y todos pueden enseñar algo a los otros; porque todos somos valiosos, a pesar de las diferencias. Por otro lado, encontramos las estrategias para alumnos corrientes, cuyo objetivo es la aceptación del alumnado excluido. Como por ejemplo la importancia del currículum; una estrategia es el “Currículum general + contenidos añadidos”, en éste se pueden incluir temas transversales como la enseñanza de valores, actitudes y normas haya o no alumnado excluido. Y la otra es el “Currículum Inclusivo”, que consiste en incluir dentro del PCC aquellos contenidos relacionados con las habilidades sociales adecuadas. Éste es el mejor recurso para promover el cambio en las escuelas hacia la inclusión, ya que las políticas educativas lo limitan y es muy importante “enseñar” a todos las conductas sociales adecuadas. Y por último, tenemos las estrategias dirigidas a la interacción entre el alumnado excluido y el alumnado corriente, es decir, lograr que unos y otros se encuentre. Para ello hay dos tipos de estrategias: las “Estrategias de socialización en grupo, desarrolladas en marcos naturales”, con el objetivo de crear una situación adecuada para que todo el alumnado actúe con naturalidad y el alumnado excluido sea incluido naturalmente. Y la “Red de apoyos entre compañeros”, que se basa en organizar un “Sistema de compañeros y amigos”, “Círculos de amigos” y “Contratos de colaboración”, además de una “Comisión de apoyos entre compañeros”. Aun así, para llegar a una verdadera inclusión se deben desarrollar “Estrategias para la atención a la diversidad dentro del aula”. Todo ello se basa en construir, en las aulas, un dispositivo pedagógico para que evolucionen a aulas inclusivas.

Para concluir, desde nuestro punto de vista, el grupo dominante de una sociedad define los rasgos de la cultura que configuran la comprensión del éxito y del fracaso académico, esto produce diferencias entre aquellos que aprenden y los que no. Las políticas educativas, durante mucho tiempo, han provocado que unos alumnos sea integrados y otros no, esto ha determinado que muchas personas con N.E.E o ciertos déficits no se hayan podido incluir en la educación ordinaria.

El hecho de separar a los alumnos con N.E.E. de aquellos alumnos determinados como “normales” ha provocado el surgimiento de prácticas educativas “normales” y “especiales”. Según Slee (1998), la Educación Especial ha distorsionado lo que realmente ocurre en las escuelas, lo que viene a ser un gran fracaso a la hora de ofrecer una correcta adecuación para todos. El paradigma médico determina que aquellas personas con discapacidades, tanto físicas como cognitivas, no podrán tener resultados y oportunidades eficaces. Tratan la discapacidad como una anormalidad, diferenciándola como una desviación social y esto provoca que sólo se tengan en cuenta las características negativas sin tener en cuenta las habilidades potenciables del individuo, esto deja la idea de que no pueden ser educables.

Para combatir las prácticas tradicionales asociadas a los modelos médicos y psicológicos se inicia la Educación Inclusiva. En su inicio se veía como una innovación de la Educación Especial, pero progresivamente se ha ido extendiendo a todo el contexto educativo con el objetivo de ofrecer una educación de calidad al alumnado.

jueves, 25 de febrero de 2016

¿Por qué hablamos de Educación Inclusiva?




En primer lugar queremos hacer referencia a que en el texto de Echeita viene una definición dada por Barton, la cual dice:
“Inclusión es un proceso. La educación inclusiva no es algo que tenga que ver meramente con facilitar el acceso a las escuelas ordinarias a los alumnos que han sido previamente excluidos. No es algo que tenga que ver con terminar con un inaceptable sistema de segregación y con lanzar a todo ese alumnado hacía un sistema ordinario que no ha cambiado. El sistema escolar que conocemos -en términos de factores físicos, aspectos curriculares, expectativas y estilos del profesorado, roles directivos- tendrá que cambiar. Y ello porque educación inclusiva es participación de todos los niños y jóvenes y remover, para conseguirlo, todas las prácticas excluyentes”. (Barton, 1998: 85)
A partir de esta explicación y otras vistas en el texto nos ha quedado claro que inclusión es todo aquello contrario a exclusión. Pero la mayor parte del tiempo, cuando escuchamos el término “inclusión”, nos viene a la mente personas discapacitadas que por sus limitadas capacidades se encuentran fuera de la “normalidad” en términos sociales. Pero, ¿acaso son solo estas personas las que excluye la sociedad?, ¿qué ocurre con las minorías gitanas?, ¿y los desfavorecidos?, por no hablar de los extranjeros cuya lengua materna es diferente a la del grupo de referencia. Es obvio que son grupos que son excluidos por la sociedad y en cuales se hace más incidencia en incluir. Sin embargo, ¿qué pasa con las personas que a primera vista son iguales que los demás pero no son aceptados por las minorías sociales?, ¿no somos todos distintos?
¿Y para nosotras, qué consideramos inclusión?, la mera aceptación y respeto de las diferencias, la destrucción de esas barreras sociales que nos ponen en situación de desigualdad, una forma de vida y pensamiento que sitúe a todos los individuos a un mismo nivel, pero teniendo en cuenta sus características. No por el hecho de ser diferentes unos son mejores que otros y merezcan más oportunidades. Ahora bien, hay muchas cosas a tener en cuenta para llegar a una sociedad inclusiva, partiendo de un ámbito educativo, en el cual se forma a las personas, se puede iniciar un camino directo a la inclusión.
Anteriormente hemos dicho que es una forma de vida y de mentalidad, por tanto se debe producir un cambio de perspectiva. Para ello es necesario tener iniciativa, que las minorías a favor de la inclusión lleven a cabo una formación progresiva y continua en el ámbito social, cultural y educativo. Es decir, hacer llegar a los demás la importancia del cambio a través de la cooperación, del feedback de información e ideas que promulguen la aceptación de todos los individuos que forman la sociedad. Políticamente hablando esto es complicado, ya que las leyes sociales y educativas no permiten o restringen la libertad para tomar partido en la formación del alumnado. Obviamente que existe el aprendizaje cooperativo, se promulga y se intenta, pero si los propios docentes no están concienciados o formados en este ámbito no se obtienen los resultados necesarios.
A lo largo de los años, se ha comprobado que el currículum escolar es único, no varía, y por tanto es el alumnado quien se ajusta a lo que le exigen. Pero, ¿y si no puede?, el profesorado ha evolucionado hacia un cambio más inclusivo en el aula, sin embargo se encuentra con barreras que limitan una educación igualitaria. Profesores y padres han comprobado que se necesita una alianza para que haya un clima escolar positivo e igualitario. Al igual que los edificios, todo se empieza desde abajo, si desde la más tierna infancia enseñamos un respeto y un valor de igualdad de oportunidades las cosas podrían empezar a cambiar con el tiempo.
Esta situación es como una balanza, inclusión y exclusión van cogidas de la mano, tirando una de otra y por tanto no podemos quedarnos en una situación estática, hay que compensar una con otra. Por ello, si avanzamos hacía la inclusión nos alejamos de la exclusión. Efectivamente no hay un sistema que de pautas concretas sobre cómo llegar al final del camino, la inclusión nace de las ideas, la moralidad, la iniciativa, los valores, la ética y la formación de cada individuo, de ahí la necesidad de una concienciación de la gran masa.

Como cita el texto que fundó la UNESCO: “Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”.