sábado, 16 de abril de 2016

Reflexión final

Para llegar al punto en el que nos encontramos ahora con la Educación Inclusiva han tenido que pasar una serie de acontecimientos importantes. El primer paso, fue el libro “Emilio” de Rousseau, en el cual intentaba comenzar a cambiar la perspectiva de la educación hacia los niños mediante la experimentación y el autoaprendizaje. Después, llegaron los avances en la medicina con Pinel, Esquirol, Itard y Seguin que ayudaron a personas como Decroly y María Montessori a proponer una orientación globalizadora de la educación y a aplicar programas que ayudase a las personas con necesidades.

El siguiente hecho importante es la era de la institucionalización, en la que entra la enseñanza obligatoria, lo que implica que aunque un niño tenga un problema, debe estar en el centro, no encerrado ni protegido en casa. Esta situación se prolongó durante varios años en España, más adelante, se creó el sistema de educación especial, teniendo objetivos distintos que se centraban más en el desarrollo de la autosuficiencia de los niños.
Por consiguiente hay un cambio de rumbo a la normalización, que consiste en unificar la Educación Especial con la ordinaria, es decir, que los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) no estén segregados, no tengan una educación a parte. Este cambio fue debido a las asociaciones de padres que luchaban porque sus hijos tuvieran la misma calidad de enseñanza que el resto. Debido a ello, los centros de Educación Especial pasaron a ser centros de recursos, educación secundaria obligatoria  EOEP y DOE y preparación para la vida adulta de los NEE.

A partir de este momento se persigue la integración en las aulas con nuevas medidas de atención a la diversidad, mediante la acción tutorial, el refuerzo pedagógico y las adaptaciones curriculares en Educación Infantil y Primaria.

Cada vez estamos más cerca de la inclusión gracias a la implicación de varias organizaciones como la UNESCO, pero para ello debemos tener en cuenta una serie de valores esenciales para llevarlo a cabo que son: todos los alumnos deben recibir una educación de calidad centrada en la atención a sus necesidades individuales (Booth y Ainscow, 1998), una educación para todos, interés, participación, inclusión social, respeto, como miembros valorados y necesitados, uso de las inteligencias múltiples, etc. todo esto son partes vitales de este gran proyecto que es la inclusión, el cual es muy difícil de conseguir porque como dice Barton (1998:85) la Educación Inclusiva no es algo que tenga que ver meramente con facilitar el acceso a las escuelas ordinarias a los alumnos que han sido excluidos, ni tampoco con terminar un inaceptable sistema de segregación y con lanzar a todo ese alumnado hacia un sistema ordinario que no ha cambiado. El sistema escolar que conocemos tendrá que cambiar. Ese cambio del que habla Barton incluye la formación del profesorado, los alumnos, apoyo externo de los padres, etc.

La educación de calidad se relaciona con la educación inclusiva porque, en mi opinión, implica que no haya diferencia entre alumnos, sino que cada uno tiene sus características y sus propias necesidades, que nosotros como maestros, debemos adaptarnos a cada uno de ellos, ya que los alumnos son todos distintos y se merecen una educación adaptada a cada necesidad. Esto quiere decir que, si nosotros vamos a enseñar a escribir el número 3, a alguno le costará más que a otro entenderlo y asimilarlo, y no por su dificultad se merece ser desvinculado de la educación que recibe el resto de sus compañeros. Además la inclusión es una actitud y un valor que debe iluminar políticas y prácticas escolares en las que debe primar la necesidad de aprender en el marco de una cultura escolar de aceptación y respeto por las diferencias.

Hay que hacer lo posible para que nuestros futuros alumnos sean felices mientras aprenden los valores de la vida y a ser autosuficientes, dentro de sus posibilidades. Tenemos que tener en cuenta todo tipo de proyectos de inclusión para adaptarnos a ellos y evitar la exclusión social, que nadie se sienta excluido, sino incluido dentro de la clase ya sea de otra etnia, tenga alguna necesidad o tenga alguna característica distinta a los demás. Existen una gran variedad de páginas especializadas en realizar la inclusión como el INCLUES, que te da llaves para una educación inclusiva y cognitiva, u otras páginas para compartir experiencias sobre la inclusión y aprender unos de otros.

Por otro lado está el Index for inclusion, que es una guía para evaluar y mejorar la educación inclusiva, el cual explica cómo mejorar los centros educativos, como desarrollar el trabajo colaborativo, la creación de culturas inclusivas, elaborar políticas inclusivas, como llevarlo a la práctica y como evaluarlo para después reorganizar si fuese necesario.

Esto que acabo de mencionar, es importante tenerlo en cuenta a la hora de aplicar la Educación Inclusiva en el colegio. No es fácil aplicarlo, porque hay que tener en cuenta que el currículum no cambia, está en manos de los maestros adaptarlo para los alumnos y no que los alumnos se adapten a él. ¿Sería posible adaptar el curriculum que esta preestablecido? ¿De qué manera? Unas preguntas difíciles de responder, pero seguramente se pueda con esfuerzo, dedicación y una buena planificación.

¿Qué son las NEE? Según Brennan (1988) “cuando en el intento de responder a sus necesidades se agotan todos los recursos ordinarios, necesitando ayuda extra para resolver sus dificultades.” y según la LOGSE (1990), el concepto de NEE es “la atención a aquellos alumnos que, de forma complementaria y más especializada, precisan de otro tipo de ayudas menos usuales, bien sea temporal o permanentemente”.

Dichas definiciones  argumentan las características generales  de los NEE, que son alumnos que tienen dificultades en el aprendizaje y necesitan una ayuda extraescolar para poder avanzar.

¿Cuáles son esos recursos que necesitamos para ayudar a los NEE? Lo primero y muy importante, antes de planificar el trabajo que tenemos que realizar con el alumno, necesitamos conocer al niño, saber qué cosas le gustan, qué le llaman la atención, lo que detesta, su capacidad de relacionarse, en qué áreas es autosuficiente, en cuales no, etc. una vez conocido, es importantísima la labor del maestro/tutor, hablar con los padres con la ayuda de un psicólogo, si fuese necesario, para que comprendan la situación y les ayuden en la medida de lo posible. Además se precisa la ayuda del PT y/o AL, si hubiera en el centro, para que realizara un diagnóstico y proporcionara las actividades correspondientes adaptadas a las necesidades del niño

Es necesario que tengamos en cuenta todo lo que rodea a cada alumno, su entorno, tanto familiar como escolar.

“Las personas al igual que las aves, son diferentes en su vuelo, pero iguales con su derecho a volar”.



Ruth Escribano Martínez

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