Para
llegar al punto en el que nos encontramos ahora con la Educación Inclusiva han
tenido que pasar una serie de acontecimientos importantes. El primer paso, fue
el libro “Emilio” de Rousseau, en el cual intentaba comenzar a cambiar la
perspectiva de la educación hacia los niños mediante la experimentación y el
autoaprendizaje. Después, llegaron los avances en la medicina con Pinel,
Esquirol, Itard y Seguin que ayudaron a personas como Decroly y María
Montessori a proponer una orientación globalizadora de la educación y a aplicar
programas que ayudase a las personas con necesidades.
El
siguiente hecho importante es la era de la institucionalización, en la que
entra la enseñanza obligatoria, lo que implica que aunque un niño tenga un
problema, debe estar en el centro, no encerrado ni protegido en casa. Esta
situación se prolongó durante varios años en España, más adelante, se creó el
sistema de educación especial, teniendo objetivos distintos que se centraban
más en el desarrollo de la autosuficiencia de los niños.
Por consiguiente hay un cambio de
rumbo a la normalización, que consiste en unificar la Educación Especial con la
ordinaria, es decir, que los alumnos con necesidades educativas especiales
(NEE) no estén segregados, no tengan una educación a parte. Este cambio fue
debido a las asociaciones de padres que luchaban porque sus hijos tuvieran la
misma calidad de enseñanza que el resto. Debido a ello, los centros de
Educación Especial pasaron a ser centros de recursos, educación secundaria
obligatoria EOEP y DOE y preparación
para la vida adulta de los NEE.
A
partir de este momento se persigue la integración en las aulas con nuevas
medidas de atención a la diversidad, mediante la acción tutorial, el refuerzo
pedagógico y las adaptaciones curriculares en Educación Infantil y Primaria.
Cada
vez estamos más cerca de la inclusión gracias a la implicación de varias
organizaciones como la UNESCO, pero para ello debemos tener en cuenta una serie
de valores esenciales para llevarlo a cabo que son: todos los alumnos deben
recibir una educación de calidad centrada en la atención a sus necesidades individuales
(Booth y Ainscow, 1998), una educación para todos, interés, participación,
inclusión social, respeto, como miembros valorados y necesitados, uso de las
inteligencias múltiples, etc. todo esto son partes vitales de este gran proyecto
que es la inclusión, el cual es muy difícil de conseguir porque como dice
Barton (1998:85) la Educación Inclusiva no es algo que tenga que ver meramente
con facilitar el acceso a las escuelas ordinarias a los alumnos que han sido
excluidos, ni tampoco con terminar un inaceptable sistema de segregación y con
lanzar a todo ese alumnado hacia un sistema ordinario que no ha cambiado. El
sistema escolar que conocemos tendrá que cambiar. Ese cambio del que habla
Barton incluye la formación del profesorado, los alumnos, apoyo externo de los
padres, etc.
La
educación de calidad se relaciona con la educación inclusiva porque, en mi
opinión, implica que no haya diferencia entre alumnos, sino que cada uno tiene
sus características y sus propias necesidades, que nosotros como maestros,
debemos adaptarnos a cada uno de ellos, ya que los alumnos son todos distintos
y se merecen una educación adaptada a cada necesidad. Esto quiere decir que, si
nosotros vamos a enseñar a escribir el número 3, a alguno le costará más que a
otro entenderlo y asimilarlo, y no por su dificultad se merece ser desvinculado
de la educación que recibe el resto de sus compañeros. Además la inclusión es
una actitud y un valor que debe iluminar políticas y prácticas escolares en las
que debe primar la necesidad de aprender en el marco de una cultura escolar de
aceptación y respeto por las diferencias.
Hay
que hacer lo posible para que nuestros futuros alumnos sean felices mientras
aprenden los valores de la vida y a ser autosuficientes, dentro de sus
posibilidades. Tenemos que tener en cuenta todo tipo de proyectos de inclusión
para adaptarnos a ellos y evitar la exclusión social, que nadie se sienta
excluido, sino incluido dentro de la clase ya sea de otra etnia, tenga alguna
necesidad o tenga alguna característica distinta a los demás. Existen una gran
variedad de páginas especializadas en realizar la inclusión como el INCLUES,
que te da llaves para una educación inclusiva y cognitiva, u otras páginas para
compartir experiencias sobre la inclusión y aprender unos de otros.
Por
otro lado está el Index for inclusion, que es una guía para evaluar y mejorar
la educación inclusiva, el cual explica cómo mejorar los centros educativos,
como desarrollar el trabajo colaborativo, la creación de culturas inclusivas,
elaborar políticas inclusivas, como llevarlo a la práctica y como evaluarlo
para después reorganizar si fuese necesario.
Esto
que acabo de mencionar, es importante tenerlo en cuenta a la hora de aplicar la
Educación Inclusiva en el colegio. No es fácil aplicarlo, porque hay que tener
en cuenta que el currículum no cambia, está en manos de los maestros adaptarlo
para los alumnos y no que los alumnos se adapten a él. ¿Sería posible adaptar
el curriculum que esta preestablecido? ¿De qué manera? Unas preguntas difíciles
de responder, pero seguramente se pueda con esfuerzo, dedicación y una buena
planificación.
¿Qué
son las NEE? Según Brennan (1988) “cuando en el intento de responder a sus
necesidades se agotan todos los recursos ordinarios, necesitando ayuda extra
para resolver sus dificultades.” y según la LOGSE (1990), el concepto de NEE es
“la atención a aquellos alumnos que, de forma complementaria y más
especializada, precisan de otro tipo de ayudas menos usuales, bien sea temporal
o permanentemente”.
Dichas
definiciones argumentan las características
generales de los NEE, que son alumnos
que tienen dificultades en el aprendizaje y necesitan una ayuda extraescolar
para poder avanzar.
¿Cuáles
son esos recursos que necesitamos para ayudar a los NEE? Lo primero y muy
importante, antes de planificar el trabajo que tenemos que realizar con el
alumno, necesitamos conocer al niño, saber qué cosas le gustan, qué le llaman
la atención, lo que detesta, su capacidad de relacionarse, en qué áreas es
autosuficiente, en cuales no, etc. una vez conocido, es importantísima la labor
del maestro/tutor, hablar con los padres con la ayuda de un psicólogo, si fuese
necesario, para que comprendan la situación y les ayuden en la medida de lo
posible. Además se precisa la ayuda del PT y/o AL, si hubiera en el centro,
para que realizara un diagnóstico y proporcionara las actividades correspondientes
adaptadas a las necesidades del niño
Es
necesario que tengamos en cuenta todo lo que rodea a cada alumno, su entorno,
tanto familiar como escolar.
“Las
personas al igual que las aves, son diferentes en su vuelo, pero iguales con su
derecho a volar”.
Ruth Escribano Martínez
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